lunes, 30 de noviembre de 2009

Maqueta virtual


Redibujando los límites- huella transformada

Los límites producidos la luz y sombra se vuelven a redibujar para extraer densidad al proyecto. Partiendo de la base del soleamiento existente se extienden esos límites para proporcionar una luz de más calidad bajo cubierta. Por otro lado, se genera un nuevo patio que víncula dos partes del proyecto anteriormente inconexas y pretende un diálogo entre ambas. Los patios contienen las comunicaciones verticales y se tornan como parte fundamental del proyecto.
Las cajas escénicas se encuentran ahora exentas aunque siguen relacionadas con el volumen del que surgen, pero de este modo parecen facilitar la circulación y parecen despojarse de la rigidez que poseían.
Por otro lado, se introduce una nueva caja que surge del devenir de la edficicación a través del perímetro y genera actividad en una zona del proyecto donde no existía tal actividad. Totalmente vinculada al bótánico se propone que la caja mire a la cubierta en planta baja donde se ubicaran los locales para pequeñas compañías de teatro y lance sus vistas al botánico en planta alta donde se aparecerán las viviendas de huéspedes.
Las cajas escénicas tienen la posibilidad de abrirse al exterior y generar una plaza con dos escenarios lo que parece idóneo para la realización de conciertos, festejos, etc... Es por ello, que las cajas generan una doble actividad, en cubierta se producen los accesos y la circulación de los espectadores y bajocubierta tiene la posibilidad fusionarse con la plaza.

La materialización del límite - cubierta como nexo


La materialización del límite - luz y sombra

Si se me pidieran algunas recetas para destruir la Arquitectura, sugeriría que se tapara el óculo del Panteón, o que se cerraran las rajas que alumbran la capilla de la Tourette.
Si el nuevo alcalde de Roma, para que no entraran la lluvia ni el frío en el Panteón, decidiera tapar el óculo de casi 9 metros de diámetro que lo corona, pasarían muchas cosas... o dejarían de pasar. Su acertada construcción no cambiaría. Ni su perfecta composición. Ni dejaría de ser posible su universal función. Ni su contexto, la antigua Roma, se enteraría (por lo menos la primera noche). Sólo que la más maravillosa trampa que el ser humano ha tendido a la LUZ del Sol todos los días, y en la que el astro rey todos y cada uno de los días volvía a caer gozosamente, habría sido eliminada. El Sol rompería a llorar, y con él la Arquitectura (pues son algo más que sólo amigos).
Si en el convento de la Tourette algún nuevo fraile dominico, en aras de una mayor concentración, tapara las rajas y boquetes, escasos pero exactos, de la capilla mayor del convento, pasarían también muchas cosas... o dejarían de pasar. Su recia construcción no variaría. Su libre composición quedaría indemne. Sus sublimes funciones podrían seguir dándose, algo más «concentradas», quizás a la luz de las velas. En sus alrededores nadie se enteraría. O tardarían mucho en hacerlo. Sólo la inquietante quietud de las palomas, que dejando de volar se posarían sobre el edificio, acabaría delatando a los campesinos el sacrilegio allí consumado. El espacio, más que concentrado, se habría vuelto tenebroso. Y los frailes comprobarían asombrados cómo el canto gregoriano, luminoso, se negaba a salir de sus gargantas. El monasterio, y la Arquitectura con él, se habrían adentrado en la noche oscura.
Y es que, taponando el óculo del Panteón y cerrando los huecos de la Capilla de la Tourette, habríamos logrado cargarnos la Arquitectura, y con ella la Historia. Y el Sol no querría volver a salir, ¿para qué? y es que la Arquitectura sin la LUZ, nada es y menos que nada.

Alberto Campo Baeza



lunes, 2 de noviembre de 2009

límite vertical


edificaciones protegidas


La luz como huella - 21 jun


La luz como huella - 21 dic


Vacío y llenos urbanos


Edfificaciones de interés


Acceder al parque